Si experimenta una sensación de derrota, haga un alto en el camino. Evalúese. Usted es vencedor. Dios lo creó para ser un ganador. Vuelva Su mirada a Él y pídale su divina ayuda. Gracias a Él, tenemos asegurada la victoria.
Fernando Alexis Jiménez | Director de Radio Bendiciones
Enfrentar situaciones adversas y, aún así, sobreponerse para llegar a nuevos niveles, si es posible. Puede que conozca a quienes se niegan a salir del estancamiento aduciendo dificultades, pero, también, a las personas que se han superado, que convierten los obstáculos en oportunidades de superación.
Piense por ejemplo en John Forbes Nash, ganador del Premio Nobel de Economía en 1994. Desde muy joven mostró ser un prodigio para las matemáticas. Su brillantez se vio diezmada, en algunos episodios de su vida, por una esquizofrenia paranoide y delirios recurrentes. La enfermedad afecto su condición física y, por supuesto, sus relaciones familiares y amistosas.
Con base en la vida de Nash se escribió una novela y se realizó una película. Se estrenó en los cines de Estados Unidos el 21 de diciembre de 2001. Tuvo un recaudo superior a los 313 millones de dólares estadounidenses a nivel mundial. Ganó cuatro Premios Óscar.
La lucha que libró contra las dificultades, fue titánica. No fue fácil, pero salió adelante. Ese es el distintivo de quienes saben que nacieron para vencer y que los problemas, por graves que parezcan, jamás podrán detenernos.
Cuando vamos a la Biblia leemos:
«Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil.» (Isaías 40:29)
Dios nos concibió con las potencialidades para ser vencedores. Gracias a esa condición, podemos sobreponernos a las situaciones difíciles. Nada puede detenernos si caminamos de Su mano. Él nos guía en cada paso que debemos dar, en nuestra vida personal, espiritual y familiar.
Si experimenta una sensación de derrota, haga un alto en el camino. Evalúese. Usted es vencedor. Dios lo creó para ser un ganador. Vuelva Su mirada a Él y pídale su divina ayuda. Gracias a Él, tenemos asegurada la victoria.
Si aún no ha recibido a Jesucristo como su único y suficiente Salvador, hoy es el día para que lo haga. Prendidos de Su mano, emprendemos el maravilloso viaje hacia el cambio y crecimiento permanentes. Ábrale hoy las puertas de su corazón.
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