Radio Bendiciones

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El diálogo como fundamento para resolver conflictos matrimoniales

Si bien es cierto, el diálogo es un ingrediente fundamental en la relación matrimonial, lo es también el que invirtamos tiempo en la vida conyugal y en la interacción con los hijos.

Si bien es cierto, el diálogo es un ingrediente fundamental en la relación matrimonial, lo es también el que invirtamos tiempo en la vida conyugal y en la interacción con los hijos.

En una sociedad en la que toman fuerza los divorcios, una de las prioridades es dar pasos sólidos encaminados a rescatar la familia. El proceso comienza con los cónyuges, llamados a hacer un alto en el camino para identificar qué problemas enfrentan en la relación y disponer sus corazones para encontrar soluciones, con ayuda de Dios.

Ahora, ¿cuál es el momento oportuno para trabajar en el salvamento del matrimonio? Al menos cuando se presentan dos características.

  • Cuando descubrimos que las cosas van de mal en peor.
  • Cuando descubrimos que realmente el matrimonio es valioso y genera armonía y equilibrio a todos en el hogar.

¿Qué hacer entonces?

Tomando como base el prendernos de la mano de Dios para que nos ayude en el proceso, es necesario:

  • Emprender acciones para encarar los conflictos.
  • Comprometernos a cambiar y crecer.
  • Aplicar ajustes y correctivos a la forma en que nos comunicamos.

En el paso a paso asumimos una realidad: podemos gestionar nuestros sentimientos y emociones para transformar los conflictos en forma positiva. En ese orden de ideas, fortalecemos la relación aprovechando las potencialidades de cada uno.

Hay compromisos que podemos asumir:

  • Trabajar juntos en la solución de los problemas.
  • Compartir responsabilidades en el proceso de resolver las diferencias.
  • En ese proceso, desarrollamos intimidad con Dios.

LA IMPORTANCIA DEL DIÁLOGO EN EL MATRIMONIO

Si no invertimos tiempo en dialogar, los conflictos que están ligados a la convivencia en familia, pueden aumentar. El diálogo es un ingrediente esencial en la relación. Permite escuchar al cónyuge, expresar lo que sentimos y llegar a puntos de entendimiento cuando hay diferencias.

Es un proceso en el cual debemos ser cuidadosos de la forma como nos expresamos.

Cuando vamos a la Palabra leemos:

«Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.» (Proverbios 18: 20, 21 | RV 60)

Es necesario evaluar varios aspectos a los que no podemos ser ajenos:

  • Conforme pasa el tiempo, dedicamos menos espacio para el diálogo matrimonial.
  • Pasamos por alto el hecho de que una buena comunicación es esencial en la vida conyugal.
  • Olvidamos que una buena comunicación afianza la intimidad en el hogar.

Aquí es necesario tener en cuenta tres modelos de diálogo e inclinarnos por el que resulta aconsejable:

1.- La conversación sobre trivialidades. Aborda elementos superficiales y dilata la necesidad de encarar los problemas.

2.- El diálogo de confrontación. Permite expresar o que sentimos y pensamos. Sin embargo, debemos saber cómo manejarlo para no sentirnos ofendidos, atacados, ni tampoco reaccionar negativamente, agravando la situación.

3.- El diálogo de corazón abierto. Es el que parte de la premisa de que los componentes de la pareja no son enemigos y que, su desempeño, debe orientar a cumplir el propósito de Dios. Por ese motivo:

  • Resulta enriquecedor y gratificante.
  • Se desarrolla sin prejuicios ni predisposiciones.
  • Abre espacios para encontrar soluciones a los conflictos.
  • Busca resolver dificultades, jamás agravarlas.

Por ese motivo, es aconsejable tener en cuenta lo que enseñan las Escrituras:

«La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor.»(Proverbios 15: 1 | RV 60)

En el diálogo, es esencial que nos dispongamos a escuchar, antes que a reaccionar.

INVIERTA TIEMPO EN SU MATRIMONIO

Si bien es cierto, el diálogo es un ingrediente fundamental en la relación matrimonial, lo es también el que invirtamos tiempo en la vida conyugal y en la interacción con los hijos.

El matrimonio debe constituirse en una prioridad. Si estamos enfrentando una crisis, debemos prestarle atención, no dilatarla porque temprano o tarde uno de los dos cónyuges literalmente explotará.

En ese orden de ideas es esencial:

  • No descuidar el matrimonio.
  • Decidirse a permanecer juntos con el cónyuge.
  • Comprometerse a crecer juntos.

Todo esto será posible si le concedemos a Dios el primer lugar y, además, hay apoyo mutuo para encarar y resolver las circunstancias adversas que salgan a paso, las que, en la mayoría de los casos, amenazan la relación conyugal.

CAMBIO Y CRECIMIENTO CONYUGAL

Cuando vamos a la Biblia, leemos:

«El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová.» (Proverbios 18: 22 | RV 60)

Insistimos en un compromiso que es fundamental asumir como cónyuges: el cambio y el crecimiento juntos, no por un tiempo, sino toda la vida-

En el cultivo y cuidado del matrimonio debemos invertir tiempo, esfuerzo y perseverancia, con ayuda de Dios.

El verdadero desafío esta en buscar el tiempo para dedicarlo a la relación:

  • Su cónyuge necesita tiempo de calidad.
  • Sus hijos también necesitan tiempo de calidad.

Sobre esa base, una decisión importante que invitamos hoy es a trabajar, prendidos de la mano de Dios, en el salvamento de su matrimonio. Hay esperanza y, siempre, una nueva oportunidad. Hoy es el día…

Pero, igualmente, hoy es el día para recibir a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente Salvador. Ábrale las puertas de su corazón para que su vida personal, espiritual y familiar experimente cambios.


© Fernando Alexis Jiménez | Ministerios Vida Familiar | #RadioBendiciones


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