Recuerde que un distintivo de los ganadores es la perseverancia. A este ingrediente, súmele otro: esfuerzo permanente, con la mirada puesta adelante, no atrás, a lo que ya no volverá.
Por Fernando Alexis Jiménez| Twitter @vida_familiar
Con demasiada frecuencia encontramos personas que iniciaron grandes proyectos, y se dieron por vencidas fácilmente, ante las primeras dificultades. ¿Le ha ocurrido a usted lo mismo? Piense que el curso de la historia pudo ser diferente si tan solo hubiese perseverado un poco más.
En el año 2018, el atleta de resistencia Colin Timothy O’Brady, de origen norteamericano, hizo una caminata que nunca antes nadie había intentado siquiera. Arrastró un pesado trineo por toda la Antártida caminando solo. Fueron casi 1.500 kilómetros en 54 días. Un viaje histórico, único, que le demandó dedicación y audacia. Por momentos se sintió cansado y derrotado, pero decidió dar un paso más, y luego otro, y otro más, hasta llegar a la meta.
NO SE RINDA, AVANCE
Es probable que usted se encuentre agobiado. Piense que no quiere seguirlo intentando en su vida matrimonial. Tal vez han sido tantos los problemas, que quiere renunciar a la relación. O probablemente los hijos. Quizá en el trabajo, pretenden hacerle la vida difícil. O en el estudio y no quiere seguir un semestre más en la universidad.
Pues bien, permítame decirle que está llamado a llegar hasta el final. Una meta maravillosa de victoria lo espera.
Recuerde que un distintivo de los ganadores es la perseverancia. A este ingrediente, súmele otro: esfuerzo permanente, con la mirada puesta adelante, no atrás, a lo que ya no volverá.
Estando en Mileto, de camino a Jerusalén y, aun cuando las perspectivas eran sombrías, el apóstol Pablo dijo a un nutrido grupo de personas:
«Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.» (Hechos 20: 22-24 | RV 60)
Levántese. No siga en derrota. Dios está con usted. Él le permitirá alcanzar la meta. Pídale la fuerza necesaria y persevere en el intento.
Si aún no ha recibido a Jesucristo como su único y suficiente Salvador, hoy es el día para que le abra las puertas de su corazón. Permita que gobierne en su vida y en su familia.
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